La DMZ o Demitilarized Zone es una franja de 4 kilómetros de ancho que separa ambas Coreas. La frontera tiene una longitud de 240 kilometros, todos vallados, electrificados y lleno de minas antitanque, designados por la ONU como zona desmilitarizada.
La siguente etapa es la entrada al Campamento Bonifas, de la ONU que con soldados americanos y de Corea del Sur, están a cargo de la seguridad. Para acceder hay que mostrar tu pasaporte, que antes ya mandaste en la reserva, porque hay nacionalides que no tienen permitido venir hasta aquí. No te permiten hacer fotos del campamento.
El Observatorio Dora es un punto elevado en el que puedes ver Corea del Norte. En la foto no se aprecia bien pero con los binoculares del mirador puedes ver la población de Kaesong y el complejo Industrial que creó el Sur y que tras la escalada nuclear dejó de funcionar. Llegaron a trabajar más de cincuenta mil norcoreanos para empresas del Sur que aprovechaban los bajos costes y por otra parte avanzaban en la reunificación.
Tanto a la ida como a la vuelta vas bordeando la DMZ, con sus garitas cada pocos metros y muchas cámaras. Una parte importante de la zona desmilitarizada la ocupa el río.
A la vuelta, al salir en mi parada de metro junto a mi hotel, me encuentro con una manifestación pacífica y algo fiestera de lo que parece gente que vivió la guerra de Corea (la edad media de los manifestantes es alta) y está agradececiendo la colaboración de Estados Unidos. Es cierto que sin ellos en este país no vivirían tan bien como lo hacen ahora.
A partir de ahora solo quedan descansar y pasear. Seúl es una ciudad que te permite ambas cosas.
La estación de Dorasan, la última antes de la DMZ espera paciente la reunificación para convertirse en la puerta al mundo a través de las rutas ferroviarias transasiáticas a las que ahora no puede acceder. Es como el Aeropuerto de Ciudad Real, pero con futuro, aunque sea incierto.
Ahí está, la moral del Alcoyano no es nada comparado con ésto.
Esperando un tren desde 2002.
En este edificio, en Panmunjeon, te hacen un briefing explicando el porqué de las medidas de seguridad y te piden que "no cruces la frontera", así como firmas un documento de consentimiento por lo que tú eres el único responsable si alguno de los del Norte tiene el gatillo fácil. Lo cierto es que el último incidente importante fue en 1976 y mataron a dos soldados americanos con hachas.
Los soldados forman para que podamos acceder al punto cruzial. Su objetivo es que ningun visitante de un paso de más.
Ahí enfrente está el edificio de Corea del Norte. Como ellos no tienen visitas no necesitan a nadie en su lado.
Los soldados entre las edificaciónes sólo están ahí cuando hay visitantes para evitar que crucen y les disparen. Adoptan una singular postura de taekwondo con los puños cerrados.
Este es el edificio temporal 2, donde se celebran algunas de las reuniónes oficiales entre las dos Coreas. Lleva ahí toda la vida pero les gusta llamarlo temporal por eso del optimismo.
La mesa, con micrófonos esta justo en la linea. Media mesa para cada uno.
Aquí estoy en Corea del Norte. El único sitio en el que estás a salvo de que te peguen un tiro por cruzar la línea. Estos tres pequeños edificios azules de la ONU se consideran zona neutral.
Tras la ventana ya no es neutral.
Foto de la última visita del amigo Donald al área, en la ventana de la derecha.
Al final del puente también es Corea de Norte, creo que por aquí se han intercambiado prisioneros.
Vista del edificio del Sur desde atrás, al frente el del Norte.
Ya que vas hasta allí te enseñan más cosas, como el tercero de los túneles que se descubrieron por los que el Norte pretendían invadir el Sur. Les descubfierin cuatro más a lo largo de la frontera. No permiten hacer fotos dentro pero es un tunel excavado a más de 70 metros de profundidad. Puedes ver 270 de los más de 1600 metros que tiene de longitud.
Este hombre debe confundirme con un americano porque me persigue dándome las gracias!!
A 200 metros de alli y con el infame sonido de fondo de los megáfonos y tambores de los manifestantes, se está celebrando la Fiesta de la Ocarina y la flauta dulce de Seúl. Hay al menos 50 personas escuchando, incluyendo los que pasan por al lado como yo. Todo un éxito.
Visita interesante, difícil de entender cómo un pueblo milenario puede estar sometido a un dictador esquizofrenico sin rebelarse. Ahora te toca fiesta!! Un abrazo aventurero.
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