Recuerda a una favela de Río de Janeiro, pero pacifica y colorida.
Está forma de construcción, independientemente de aprovechar la ladera tiene como
objetivo que ninguna casa tape la vista a otra.
Ahora la visitan miles de personas y sólo con cosas sencillas. Mucha gente vive ahora de la hostelería, tiendas de souvenirs e incluso de su arte.
Uno de los puntos más interesantes en Busan son el Mercado de Pescado de Jagalchi y el mercadillo de Gulbe. El de pescado es el más importante del país. Hay un gran edificio mayorista donde a la hora de comer puedes comprar tu pescado o marisco para que te lo cocinen en el primer piso. Adicionalmente también hay puestos fuera que serán seguramente más utilizados por los vecinos en sus compras cotidianas.
Puestos del exterior.
Nunca he visto unos pulpos tan grandes.
Este pescado está medio seco y tiene una original forma de presentación, quizás para que también se sequen por dentro.
Interior del mercado ya sin mucho trabajo. Hay que madrugar si quieres ver la actividad mayorista.
Este pescado parece ser muy popular aquí. Hay mucho.
Era pronto para comer y tampoco me iba a comprar un pescado de estos para mi sólo, si vas en un pequeño grupo seria ideal para probar algunas especies curiosas que se venden en este mercado, hay mucho marisco que no había visto.
Así que apenas tengo que cruzar una calle para llegar al mercadillo, donde también hay puestos de comida, pero hace mucho calor para sentarse en ellos, incluso a la sombra, por lo que tras dar un bue paseo busco un restauraurante para comer algo, pero más fresquito.
Gyozas fritas y ramen picante.
Busan Tower
La ciudad se prepara para la Exposición Universal de 2030 y algo nuevo están haciendo en el puerto.
Zona del mercado del pescado.
El tráfico de barcos es bestial.
Es un precioso y gran puerto natural al que le sacan mucho partido. Logística, pasajeros y pesca.
De nuevo con metro y autobús me acerco a la playa de Songo, que es la más cercana al centro pero no lo más famosa ni la mejor de sus playas, pero está más cerca y tiene el teleférico que me apetece.
Desde mi cabina en la que voy sólo.
Estos son "cuatro gatos" , no es habitual verlos y es el que tema de perros y gatos en Corea y Japón merecen un estudio.
Al final del teleférico ya te encuentras espacios que sólo los mercantes que cruzan te indican que estás junto a una ciudad.
Mi cabina es algo más cara porque tiene suelo transparente, lo que te permite hacer esta foto...no mucho más.
A la vuelta ya esta atardeciendo.
Para la cena tenía la opción de hacerlo en la calle, pero desde las 9 de la mañana andando de un lado para el otro, ya estaba bien.
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