Normalmente los turistas no suelen pasar noche aquí y suelen hacer una excursión de un día desde Tokio, entre otras cosas porque para ir desde aquí hasta alguna ciudad importante al final debes hacerlo casi siempre vía la capital del país.
Es lo que hecho yo. He cogido el autobús de las 9 en la estación justo enfrente de mi hotel. A las 11 llegaba a Tokio y sin salir de la estación de Shinjuku he cogido un tren local que enlaza con el Shinkansen (Tren bala equivalente a nuestro AVE). A las 15,20 estaba en mi destino.
Kanazawa no estaba en los circuitos turísticos hasta que en 2015 llegó a la ciudad el tren de Alta velocidad. Ahora los 450 kilómetros los haces en 3 horas desde Tokio. Hace unas 10 paradas y por eso me cuesta más. Hay otros trenes sin paradas o con menos pero ya no son gratuitos con el Japan Rail Pass. Aunque están muy bien y son muy cómodos.
Esta es la nueva estación de tren de Kanazawa tras la llegada del Shikansen. Impresionante.
Después he ido a afeitarme. He tenido un mal entendido con la amable barbera, ya entrada en años, que tras dejarme una perilla, en lugar de rebajarme la barba, ha tenido que afeitarme del todo para evitar males mayores. Ha sido muy simpática y como sé que con un japonés que no habla inglés no te entiendes ni por señas, le he pagado los 1.000 yenes (poco más de 8 euros), que por tiempo se lo ha ganado y asunto arreglado. Total la barba crecerá igual.
Estaba justo al lado del parque del Castillo de la ciudad, recientemente remodelado tras un devastador incendio en 1881, por lo que he aprovechado para dar una vuelta por esta zona.
La ciudad es muy manejable, se puede hacer casi todo a pie.
Mientras paseaba he visto cosas que me han llamado la atención. En este caso son las curiosas vallas de esta obra.
Esta foto "robada" corresponde a uno de tantos abueletes que se enfunda el uniforme y se pone en un paso de cebra a dar el paso con su linterna. Supongo que lo hacen por afición porque no hacen falta con los semáforos.
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